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lunes, 19 de noviembre de 2012

Cuando trabajas en ambulancias de urgencias el personal sanitario va rotando así que no siempre vas con el mismo compañero. Con algunos te acabas llevando mejor que con otros pero, al fin y al cabo, la finalidad es dar un buen servicio al paciente.

En mi primera entrada de este blog hablé de Jorge, un individuo que durante el turno de trabajo me dejaba sola en la ambulancia para practicar sexo con prostitutas, aprovechando que cuando no teníamos ningún servicio pendiente. En esta ocasión escribiré sobre Luís, un chico con el que tampoco había trabajado nunca pero tenía fama de ser buen profesional. Estuve trabajando cuatro noches con él y las tres primeras noches puedo decir que resultó ser un chico muy correcto, tenía buen trato con los pacientes, un poco "cabra loca" haciendo el uso de la sirena pero en general un buen compañero.

En nuestra cuarta y última guardia juntos nos alertaron de un servicio por radio sobre las tres de la madrugada. Un señor de 57 años en silla de ruedas presenta intoxicación etílica aguda y está en la vía pública con contusiones varias tras haber sufrido un robo. Llegamos a la dirección que nuestro coordinador nos había comentado y nos encontramos a un señor paralítico, de aspecto indigente, con señales claras de enolismo y con hematomas  en la cara. Luís y yo nos dirigimos a él para asistirlo y cual es mi sorpresa cuando mi compañero saca una placa de policia (falsa por supuesto) e identificándose como tal le pide la cartera al paciente. Éste, entre sollozos y nervios le da la cartera a Luís y mientras mi compañero finge buscarle la documentación le coge el dinero que llevaba y se lo guarda, devolviéndole la cartera vacía. Le empiezo a increpar en voz baja de lo que había visto y me comenta que necesita un plus que su sueldo no es tan alto como el mío, increible!!!!

Yo, empujo la silla de ruedas hacia la ambulancia para trasladarlo al hospital, sorprendida por lo que había visto, ¿cómo puede un conductor de ambulancias hacerse pasar por policia para usar esa falsa autoridad y robar así a los pacientes? Evidentemente esa habilidad que me mostró en su acto atroz quedaba claro que no era la primera vez que lo hacía. La noche pasó y debo decir que se me hizo eterna, nada más acabar la guardia me quedé en la central esperando que el supervisor llegase para comentarle lo ocurrido y no volví a ver más a Luís por allí.

De momento os he relatado situaciones incómodas que he vivido en mi trabajo tales como sexo y robos, ahora falta drogas, pero eso ya lo contaré en el próximo blog.

Un saludo!

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